miércoles, 15 de mayo de 2019

La intersubjetividad y la alteridad en el discurso educativo y La enseñanza recíproca en el discurso educativo.



Wertsch,  J. (1999).  La intersubjetividad y la alteridad    en el discurso educativo y La enseñanza recíproca   en el discurso educativo.  En La Mente  en Acción (pp.188-217). Buenos Aires: Aique.




RESUMEN


En la sala de clases, según Wertsch (1999), existe un discurso constante, construido a partir del contexto de socialización misma del tipo de educación instaurado en las aulas, que es el de la dinámica I-R-E. Esto consiste en que el docente hace alguna pregunta, el alumno contesta y luego el profesor procede a evaluar la respuesta del alumno. De esta manera, se rigidizan los roles entre el profesor y el alumno en los que el último se fía y se transforma en figura dependiente del primero para saber qué está bien y qué está mal.       De este modo, se puede decir que la manera en que está instaurada la retroalimentación durante la clase contextualiza el discurso educativo; el alumno espera este tipo de preguntas de examen y ser evaluado respecto a si es que su respuesta es correcta o no según el juicio de su profesor. A través de la enseñanza recíproca, en la que se participa entre compañeros de clase, se visibiliza que los estudiantes también generan conocimiento, ya que ellos hacen y responden a sus mismas preguntas en conjunto y los valida como creadores de algún saber. Esto se relaciona con la teoría de Vygotsky mencionada en Wertsch (1999), donde se destaca que cualquier función aparece dos veces en el desarrollo cultural, primero en el plano social y luego en el psicológico (p.174). Desde esta perspectiva, el docente debe validar a los estudiantes, de manera objetiva y por lo tanto descriptiva, a través de la retroalimentación pública en la sala de clases, como individuos capaces de crear conocimiento para que así ellos puedan integrar este reconocimiento por y para ellos mismos.


FOCO DE LECTURA


Lo central del texto de Wertsch (1999) es explicitar que existe un discurso específico dentro de la sala de clases.  Entonces, desde una vista pedagógica, sirve para concientizar en el docente, en su papel de guía, que sus alumnos deben ser reconocidos en el plano social como válidos para que así ellos se consideren como tales entre ellos y para sí mismos, rompiendo así el esquema rígido del discurso educativo donde el profesor es autoridad de conocimiento.                                                                                                                                        Esta afirmación es importante a tener en cuenta a la hora de planificar una clase; el foco de las actividades debe estar en los alumnos y no en el profesor, de manera que no sea el docente la única autoridad en lo que respecta al conocimiento.




VALORACIÓN


El texto de Wertsch (1999) se puede asociar a distintas ramas de la educación; no sólo a la didáctica, sino también a la evaluación, como fue señalado en el resumen del texto, y al aprendizaje y desarrollo del adolescente, al momento que el autor menciona a Vygotsky sobre su teoría de que el aprendizaje se construye en la socialización. De esta manera, es un texto versátil y útil en la pedagogía, no sólo en el área de lenguaje, puesto que el discurso educativo está presente en cada sala, en cada asignatura. Cabe cuestionarse la durabilidad que ha tenido esta forma de relación estudiante-profesor, debido a que parece limitar el desarrollo del primero al no permitir la sociabilización en lo académico.                                  La mayoría de las veces el alumno se enfrenta a preguntas no auténticas, es decir, las que tienen una respuesta preestablecida y que sólo le significan recordar contenidos vistos en clase, evaluados con una retroalimentación enjuiciadora -ya sea positiva o negativa-, según la tipología de Tunstall & Gipps (1996). Para cambiar esta perspectiva, además de formular preguntas auténticas en las que la respuesta individual del estudiante importe, es necesario reacomodar la manera de evaluar; si el docente retroalimenta las respuestas de sus alumnos de manera eficiente, es decir, describiendo explícitamente lo que hizo bien o mal, y que se comente lo que se puede mejorar, dando pistas de cómo (Förster, Zepeda & Núñez, 2017), va a evidenciar que el proceso cognitivo del alumno es válido. Que el profesor pueda identificar y explicar a los demás cómo el compañero que responde se acerca a una respuesta completa, lo reconoce como constructor de conocimiento para los demás y para él mismo.
                                                                                                                                                                                                                                                               By Valentina Campos


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