miércoles, 19 de junio de 2019

Dos modelos explicativos de los procesos de composición escrita

Bereiter, C., & Scardamalia, M. (1992). Dos modelos explicativos de los procesos de composición escrita. Infancia y aprendizaje, 58 (43-64).  



RESUMEN:

En este texto se analizan dos modelos que explican los procesos de escritura dentro de un marco cognitivo: El primero de estos es Decir el conocimiento y el segundo Transformar el conocimiento. Cada uno de ellos está relacionado a un tipo de escritor diferente: uno inmaduro y otro maduro, respectivamente.

El primero de estos modelos es sumamente ‘directo’, pues el escritor novato piensa y dice (o escribe) de manera más o menos consecutiva, o, dicho de otro modo más exacto, “el escritor construye alguna representación de lo que se le ha pedido que escriba, luego, localiza los identificadores del tópico y del género” (Bereiter & Scardamalia, 1992, p. 46). Estos identificadores estimulan la memoria para producir el contenido apropiado, el cual no es mediado por algún proceso de planificación por parte del estudiante, o por intenciones a la hora de decidir lo que será escrito (fuera de la intención misma de realizar la escritura en base a las necesidades del género y del tópico a tratar).  La secuencia completa aparece en este esquema:




En el segundo, en cambio, el proceso mencionado es más bien una secuencia secundaria, pues el esquema   “contiene al anterior como un subproceso, introduciendolo dentro de un proceso complejo de solución de problemas” (p. 46). Esta resolución de problemas se da, por un lado, entre el espacio del problema del contenido  y, por otro, el espacio del problema retórico. Un espacio de problema debe ser entendido como “una entidad abstracta formada por un número de estado de conocimiento y de operaciones, siendo el efecto de las operaciones el de producir movimiento a través de este espacio, desde un estado de conocimiento hacia otro” (Bereiter & Scardamalia, 1992, p. 47)”. El esquema de este modelo se presenta a continuación:




Cabe destacar  que  Transformar el conocimiento  no es una especie de estructura evolucionada de Decir el conocimiento, sino una estructura cognitiva  distinta. De lo anterior se infiere lo complejo que es lograr llevar de una estructura a otra. En la intervención educativa de las autoras se propuso intencionar el cambio estructural  a través de dos intervenciones generales:
A.                La primera introduce  los llamados «ciclos reflexivos » dentro de las rutinas de composición de los estudiantes . “La idea es la de modificar el desarrollo secuencial de Decir el conocimiento haciendo que el alumno re-pienselas decisiones, considere alternativas y dirija su atención hacia aspectos de la tarea de composición distintos de la generación del próximo dato de contenido.” (Bereiter & Scardamalia, 1992, p. 60)
B.                  La segunda, por su parte, “para lograr el cambio estructural se basaba en hacer que los alumnos percibieran sus propios procesos de composición y fueran expuestos a los procesos de composición más maduros”  (Bereiter & Scardamalia, 1992, p. 60). Esto implicó un modelamiento de parte de un adulto que pensaba en voz alta sus decisiones, y también se propuso un andamiaje a través de tarjetas con sugerencias de planificación.

FOCO DE LECTURA:

El conocimiento de las estructuras cognitivas -tratando siempre de una teoría cognitiva que no solo explique un conjunto de hechos aunque no guarden ninguna relación con lo que realmente ocurre en la mente- posibilita la práctica didáctica porque da cuenta de la naturaleza misma de la cognición de quien aprende, por lo que posibilita constructos concretos, eficientes y prácticos a la hora de enseñar.

El conocimiento de lo anterior resulta útil como futuro profesional de la educación porque pone de manifiesto ‘lo que pasa en la cabeza’ de los estudiantes a la hora de escribir, Con ello, también se pone de manifiesto lo que no pasa, por lo cual posibilita poner el foco en estrategias para intencionar estos procesos que los estudiantes no realizan por iniciativa propia y que los mismos profesores dan por sentado.

En este sentido, el texto fundamenta (tácitamente) por qué es menester cambiar en el aula el foco de la escritura como un producto a evaluar (muchas veces de manera rápida y desatenta)  a la escritura como proceso, en tanto la posibilidad de proponer secuencias didácticas específicas para el desarrollo de la nueva estructura es, a nivel cognitivo, lo que realmente ayuda al estudiante a  desarrollar sus habilidades.

VALORACIÓN:

El texto pone de manifiesto la importancia de la planificación, ya que a través de una reflexión metacognitiva sobre el “qué escribo” y “cómo lo escribo” es más probable hacer una transición entre el Decir y el Transformar el conocimiento. Así, tal como los escritores expertos dedican más tiempo a planificar, se evita la escritura impulsiva del escritor novato y es posible intencionar estrategias didácticas que logren que los estudiantes reflexionen sus procesos escriturales y practiquen actividades de los escritores maduros.  En otras palabras, la planificación no sólo permite organizar las ideas, sino que puede ser útil para posibilitar cambios estructurales en la cognición, a modo de que el estudiante esté  cada vez más cerca de ser un escritor experto entendido este último  como su zona de desarrollo próxima (Vygotski) tras las estrategias didácticas concretas que impulsen sus habilidades.

No es menos el pensar, dentro de esta misma lógica, en la importancia de la revisión (constante, tanto en el proceso de la redacción misma como en el paso del borrador al escrito final), pues propone ciclos reflexivos específicos para lo ya escrito y sus posibilidades paradigmáticas, lo que puede ayudar a  los estudiantes a desarrollar habilidades de elección con respecto a lo que escribo y lo que debo quitar en base a intenciones comunicativas concretas, toda vez que se tenga objetivos claros y se inserte la actividad en una situación comunicativa.


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