Entrada Bibliográfica: Barton, D., & Hamilton, M. (2004). La literacidad entendida
como práctica social. Escritura y sociedad. Nuevas perspectivas teóricas y etnográficas, 109-139.
RESUMEN:
FOCO DE LECTURA:
El OA 2 de Lengua y
Literatura es “reflexionar sobre las diferentes dimensiones de la experiencia
humana, propia y ajena, a partir de la lectura de obras literarias y otros
textos que forman parte de nuestras herencias culturales, abordando los temas
estipulados para el curso y las obras sugeridas para cada uno” (Mineduc, 2016,
p. 50). Teniendo esto en cuenta, el texto de Barton y Hamilton (2004) resulta
interesante para la enseñanza de la asignatura, ya que no se puede pretender
que este objetivo se logre mediante la lectura y análisis de textos puramente
académicos. Barton y Hamilton (2004) bien señalan que lo que las personas hacen
con los textos se enmarca en una cultura mediada por agentes externos con poder
(p. 126) y que esto se expresa mediante la escolarización. Sin embargo, las personas
no hacen su día a día solamente en contextos formales, sino que existe una
cotidianeidad en la que hay interacción entre el individuo, su entorno y el
resto. A partir de esto, existen textos. Es crucial para el docente, entonces,
tener en cuenta los textos que se crean en la comunidad en la que sus alumnos
están insertos, porque de otra manera sólo se invisibilizarán los textos
cotidianos como textos válidos dentro de la sociedad y los estudiantes no
tendrán una formación íntegra, ya que se estaría invalidando su propia
experiencia humana.
VALORACIÓN:
Para que la
escolarización normalice los textos que la gente verdaderamente usa en su día a
día, el cambio debe venir desde quienes ejercen el poder. Como bien señalan
Barton y Hamilton (2004) “el progreso de los niños con respecto a la
literacidad está fuertemente influenciado por la experiencia cultural y
lingüística que traen a la escuela de su vida en el hogar y en su comunidad
local” (p. 132). Si bien se señala que en el área de la pedagogía existe la
intención de integrar a las prácticas letradas los textos de contextos
informales, en los medios de comunicación se insiste en demonizar las
plataformas virtuales como vías de lectura y escritura válidas (por ejemplo: “¿Las
redes sociales afectan el aprendizaje en los jóvenes?” o “Estudio
de la UC dice que uso de las redes sociales y celulares baja rendimiento
escolar”). De esta manera,
siendo que los medios masivos fomentan este tipo de pensamiento, se dificulta
la normalización de los textos que se elaboran desde las prácticas sociales
cotidianas.
Entonces, cabe
preguntarse, ¿desde dónde debe venir el cambio? Si el área de la educación
tiene la intención de incluir la cotidianeidad en lo académico, ¿es culpa de
los docentes por una pobre contextualización curricular? ¿De la formación
academicista de los profesores? ¿De las instituciones a cargo de los medios de
comunicación? Todo apunta a que se debe efectuar un cambio cultural, de
ideología, pero de nuevo ¿desde dónde debe partir? La lectura de este texto es
importante para tomar conciencia de estos elementos, pero la solución a este
problema aún parece tener que resolverse de manera individual.
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